La culata del arma es una de sus piezas esenciales, sin embargo, no siempre se le presta la debida atención. Es muy común no fijarse demasiado en ella, dando por buena la que trae el arma en el momento de su adquisición. Sin embargo, este es un gran error por muchos motivos.
La culata del arma es su parte posterior, el elemento donde se produce la detonación del explosivo del cartucho que da impulso al proyectil. Pero también es el elemento del arma que más es contacto está con quien la porta y usa, la que se apoya en el hombro para frenar la fuerza de retroceso. Y ambos aspectos hacen que sea muy importante elegir bien.
Por una parte, hay que tener en cuenta la diferencia entre los dos tipos de culata de arma: retráctiles y abatibles. Las primeras permiten adaptar la longitud de la culata. Mientras, las abatibles, se pliegan para permitir guardar u ocultar el arma con facilidad. Una gran diferencia entre ambas es que las retráctiles frenan con mucha más seguridad el retroceso.
Además de ello, no hay que olvidar que las características de la culata del arma van a influir de manera decisiva no solo en la pegada del retroceso. También tienen un papel fundamental en aspectos tan diferentes como pueden ser el encare del arma, la precisión o incluso el peso. Por eso, conviene dedicar tiempo a elegir una culata que se adapte no solo al arma, sino también a la persona que la usa.
Empezando por un aspecto meramente estético, hay que comenzar por hablar de materiales y acabados de la culata del arma. Tradicionalmente, las culatas de rifles y escopetas se fabricaban con madera, aunque en los últimos años también se ha popularizado las de polímero.
Diferencias hay muchas. La culata del arma en madera siempre tiene la elegancia de este material, ofrece unos acabados más vistosos gracias a sus vetas y al trabajo en muchas ocasiones de auténticos artesanos. Las sintéticas, en cambio, resisten mejor golpes y caídas, requieren menos mantenimiento y son más ligeras.
En cuestiones más prácticas, hay que fijarse mucho en que la culata del arma tenga el tamaño adecuado. En ese aspecto, es la medida del largo del brazo la que debe guiar la longitud de la culata de la escopeta o del rifle. Si es corta, no hay problema, siempre se podrá añadir una cantonera más gruesa; o cortarla si el problema es exactamente el contrario.
Otro aspecto es la caída. Es importante porque calcularla bien hace que la mira quede en la posición idónea al apoyar la culata del arma en el hombro. ¿Cómo se calcula? En este caso, es la longitud del cuello la que la determina.
Y dos cuestiones más: el encastre y el retroceso. El primero aporta precisión al disparo, neutralizando las vibraciones que puedan afectarlo. En lo que al retroceso se refiere, la culata del arma debe servir para frenarlo y evitar lesiones en quien la emplea.
Con todos estos aspectos en mente, y otros como el peso de la culata del arma, lo más adecuado es dejarse aconsejar por profesionales, especialmente si no se tiene experiencia.
La culata debe adaptarse siempre al arma, pero también a la persona. Solo de este modo aquellos factores que influyen en el disparo estarán equilibrados para conseguir la máxima precisión con la mayor seguridad. No hay que olvidar que tal vez no todas las partes de la culata se pueden personalizar, pero sí algunas de ellas muy importantes.